Por lo general, el término “lenguaje” se refiere a la comunicación “verbal”, propia del ser humano, articulada en palabras habladas o escritas, pero es obvio que existen diferentes tipos de lenguaje. La ciencia que estudia los fundamentos de los procesos de comunicación y la naturaleza de las señales se llama semiótica (del griego semeion/signo)1. El lenguaje verbal es sin duda el más importante de los lenguajes, pero  hombres y animales disponen de sistemas complejos de comunicación no verbal, como por ejemplo el movimiento y  las posturas del cuerpo, contactos fÃsicos, olores, etc2. A través de gestos y actitudes, sonidos, ruidos y danzas, los hombres y los animales se hacen reconocer, cortejar y rechazar, establecen acuerdos de todo género. Todo el mundo sabe que, a veces, las señales corporales o visuales resultan mucho más eficaces que las palabras. Los “canales” a través de los cuales se transmiten las señales son de diversos géneros. La vista, el tacto, el oÃdo y el olfato son las más comunes. En las sociedades animales, de hecho, están muy desarrollados los órganos sensoriales que permiten codificar y descodificar señales de identidad. Entre todos los tipos de lenguaje, sin embargo, el verbal - oral o escrito - es, sin duda el más rico, debido a su inmensa potencialidad expresiva y a la "doble articulación". Con el lenguaje el hombre saca a la luz su mundo interior, da su nombre a las cosas, ordena la existencia, cuenta historias3, dice, llama a la existencia, se comunica.
Lenguaje y la comunicación
El término "comunicación" no está exento de complicaciones y ambigüedades. La etimologÃa del verbo latino communicare expresa eficazmente el contacto de individuos que quieren entrar en contacto con otros, compartiendo algo. Por lo general communicare fue concebido como una transferencia "fÃsica" dese un objeto a otro, pero Cicerón la consideraba como una comunicación de conocimiento. El filósofo inglés John Locke (1632-1704), en su gran obra Ensayo sobre la inteligencia humana4,  dijo que la comunicación consiste en la transmisión de ideas y pensamientos de la mente del hablante al oyente.
Según una definición básica, el proceso de comunicación se compone de una serie de operaciones, que proceden de dentro hacia afuera y viceversa. Por un lado, el remitente del mensaje establece el contenido a comunicar y busca expresarlo de la mejor forma posible, cumpliendo asà una obra de “codificación”; por otra parte,  el destinatario del mensaje realiza la operación inversa, partiendo desde el exterior al interior en un proceso de "decodificación", que a partir de la expresión de código consigue la elaboración del contenido. Esquematizando al máximo, se pueden individuar por lo menos tres elementos constitutivos de la comunicación:
- El emisor, el que envÃa el mensaje, es decir la "fuente" que está en el origen de la información5.
- El receptor / destinatario, a quien es enviado  el mensaje.
- El mensaje en sà mismo, constituido por los contenidos mismos
Estos tres elementos, sin embargo, no agotan el complejo fenómeno de la comunicación. Romano Jakobson6, señaló que para que el mensaje transmitido se entienda, en primer lugar se precisa un código común al emisor y al receptor. Un código es un conjunto estructurado de signos que permiten la codificación (estructura) y descodificación (descifrar)7. Del mensaje Además, el mensaje necesita de un referente, que podrÃa ser identificado con el "contexto situacional". El emisor, en el momento en el que formula una frase, presupone que el otro conoce el modo en el que se está hablando. Si el destinatario no conoce el elemento al cual el emisor hace referencia8 o la situación en la que le es anunciado, no podrá comprender el mensaje. Finalmente, para que se dé una comunicación propiamente dicha es esencial un contacto, es decir, un canal conectivo - fÃsico o psicológico – que establezca y / o mantenga la comunicación. En una comunicación, por lo tanto, además del emisor, el destinatario y el mensaje, hay por lo menos otros tres elementos:
- El código, sistema de signos a través de los cuales se transmite el mensaje.
- El contexto, que incluye tanto el conjunto de las enunciados que acompañan aquello que hay que tener en cuenta (contexto lingüÃstico)9 , como la/las situación en las que ha sido emitido el comunicado (contexto extra-lingüÃstico o situacional)10.
- El contacto, el canal fÃsico o psicológico que permite el encuentro.
Para una profundización del sistema comunicativo es oportuno hacer referencia a la especulación filosófica de Descartes y en particular a su axioma fundamental: Cogito, ergo sum. Sabina Patriarca resume claramente el lÃmite de tal axioma11: “"La conocida proposición cartesiana cogito ergo sum carece de un presupuesto fundamental, lo que da relevancia y grosor a la intuición original, o bien a la existencia de un lenguaje o de una comunidad de la comunicación. La validez del cogito no puede ser probada como un solitario informe introspectivo. Se trata, por tanto, de considerar el cogito en relación con la comunidad y la realidad del mundo o, de acuerdo a las categorÃas de Lévinas, de repensar la subjetividad en términos de relación. Para entender la modalidad de expresión de esta "relación", se examinan los patrones de comunicación, es decir, las diferentes maneras de concebir la relación que se establece entre dos o más interlocutores cuando interactúan y se comunican12.
El más simple de estos modelos es llamado lineal o the conduit model1, porque el lenguaje se concibe como un "canal" a través del cual el mensaje se transmite desde el remitente al receptor. En este modelo, la comunicación fluye en una dirección: el elemento esencial es la intención del remitente de informar, persuadir o influir en el destinatario14. El modelo ignora de hecho la reacción del mensaje, ya que sólo presta atención a la "intentio auctoris" y no  atribuye al receptor ninguna contribución, solo  reconoce la intención del emisor.
En el segundo modelo, que podrÃa ser definido de reacción, se le da al destinatario un papel activo, en cuanto que no es un mero receptor pasivo a quien competerÃa sólo reconocer la intencionalidad del emisor, sino un interlocutor a todos los efectos. Recibido el mensaje, responde y/o reacciona a los impulsos. Este cambio surge principalmente de la distribución de un background cultural y experiencial. La distribución de experiencias análogas hace posible la reacción. Este segundo modelo es sin duda más completo que el primero, porque es libre del solipsismo, pero no es del todo convincente, ya que sugiere un tipo de comunicación en el que en diferentes momentos una persona o es emitente o es destinatario: al mensaje del uno corresponde la reacción del otro y viceversa. El carácter estático de este modelo, que también tiene un carácter inter-accional, será más evidente a través de la presentación del próximo modelo.
El tercer modelo podrÃa definirse circular o dialógico. Como en el segundo,  la comunicación representa un evento inter-accional, pero en este modelo dia-lógico el envÃo y la recepción de mensajes son considerados eventos simultáneos. Recibir, decodificar y responder son concomitantes, tienen un único proceso: el receptor es a la vez emisor y coopera en la construcción del mensaje. La comunicación no es concebida como si se tratara de un proceso que fluye de uno al otro, sino de un proceso que se lleva a cabo con el otro. Este tercer modelo es sin duda el más idóneo para expresar la reciprocidad comunicativa: un intercambio que el primer modelo descuida y que el segundo articula con intercambios sucesivos.
En orden a nuestro axioma, que tiene como objetivo formular de la interpretación de la Biblia como evento comunicativo por excelencia, la relevancia de este tercer modelo es totalmente evidente.
1 En los Prólogos de dichos estudios se hacÃa una distinción entre Semiotica (Semiotics per Ch. S. Peirce) y Semiologia (Sémiologie per F. De Saussure). Con este último término se indicaba el estudio de los signos convencionales y “arbitrarios” (por ejemplo, la lengua), mientras que la Semiótica, en cambio era el estudio de todos los signos, incluidos los naturales. En cambio recientemente se ha impuesto el término Semiotica, entre otras cosas por la mayor amplitud de la acepción semántica.
2 Una de las formas de comunicación más estudiadas, por ejemplo, es la danza de las abejas, que con sus movimientos señalan la colocación del alimento.
3 La “narratologia” analiza la comunicación lingúÃstica bajo el aspecto de la narración, que es la actividad de contar y comprender historias.
4 Para el mundo inglés, se puede hacer referencia a la edición bajo la dirección de P.H. Nidditch, Essay Concerning Human Understanding, Oxford 1975.
5 En este contexto se simplifica un proceso que en realidad es más complejo: por ej., si yo le pido a un amigo que escriba a mi nombre un e-mail a un colega lejano, yo soy el auténtico remitente, mientras que el amigo que escribe y envÃa mi mensaje es un simple “transmisor” y no propiamente el “remitente”.
6 Linguista ruso (1896-1982), emigrado a los Estados Unidos. Entre sus escritos: R. Jakobson – M. Halle, Fundamentals of Language, Mouton 1956; “Closing Statement: Linguistics and Poetics”, in: Th. A. Sebeok, ed., Style in Language, Cambridge MA 1960, 350-377.
7En una comunicación verbal se trata de un “código linguÃstico”.
8En un discurso, la realidad de la que se habla (por ej. la enfermedad) está mediada por la noción que el remitente tiene de ella.
9Algunas escuelas llaman el contexto lingüÃstico co-texto.
11Sigo aquà sustancialmente a K.L. Berge, “Communication”, in: J. L. Mey (ed.),Concise Encyclopedia of Pragmatics, Oxford 1998, 140-142.
12Sigo aquà sustancialmente a K.L. Berge, “Communication”, in: J. L. Mey (ed.),Concise Encyclopedia of Pragmatics, Oxford 1998, 140-142.
13 Cf. M.J. Reddy, “The Conduit Metaphor – A Case of Frame Conflict in our Languagge about Language”, in A Ortony (ed.), Metaphor and Thought, Cambridge 1979. Mi presentación difiere en algo.
14Por esto el modelo es muy cercano a la retórica clásica.